Aranat es una composición estilísticamente tan heterodoxa como lo es su compositora Rotraud Heller. Está formada por once piezas interrelacionadas donde se establece un relato que, en palabras de la compositora, describe la inmortalidad de lo esencial.

La formación instrumental, la armonía, las melodías, revelan un mundo de sonidos ligados a la tradición popular, a la de la calle, a la de la música como vehículo de comunicación directa de una vivencia, de una vida. En definitiva, nos remiten a una música que sale del alma, que deliberadamente huye de la complejidad buscando la transparencia afectiva.  

Es una música optimista, que cree en sí misma y que lo comunica nítidamente al oyente.

​